Mér, 04 Ago 2010, 18:35
Asunto: Re: Campeonato de Europa de Atletismo 2010 - Barcelona.
Para muchos el mil quinientos sigue siendo la prueba más apreciada y codiciada del panorama atlético. El 8 de agosto de 1992 se produjo el hito más relevante del atletismo patrio. Dieciocho años después, me senté en las gradas del mítico estadio de Montjuic dispuesto a disfrutar de tres días de buen atletismo y, la verdad, es que no salí nada decepcionado.
Dejando a un lado las siempre desafortunadas predicciones que se hacen a priori, creo que la participación española ha cumplido decentemente con su papel, más si tenemos en cuenta los antecedentes de las dos últimas competiciones internacionales, en las cuales no salimos muy bien parados, que digamos.
No me voy a extender con lo que ya vio todo el mundo por la tele, la prensa, Internet, etc., y me centraré en aspectos menos corrientes, sobre todo para aquellos que tengan pensado en un futuro acudir a un evento similar.
Aun sacando las entradas en el mes de enero, sólo conseguí situarme en contrameta, a la altura de la salida del milqui y de la calle libre del 800. Creo que dentro de lo que quedaba libre, acerté por completo, pues el hecho de poder ver los minutos de calentamiento previos a la salida de l@s atletas del 1500 es un espectáculo sin igual. Y, que casualidad que, quizás quienes daban la sensación de mayor concentración previa eran Casado y N. Fernández. A Olmedo lo vi un poco impaciente y a Reyes en exceso tranquilo. Quizás la que vi más responsabilizada fue a N. Rodríguez. Son impresiones personales claro está.
El resultado global en ambas pruebas fue de matrícula de honor.
En el 800 luces y sombras. Mayte muy correcta, teniendo en cuenta la exigua temporada. K.López es el futuro, junto a Bustos y un junior castellano manchego de apellido Imedio. Y Marco, una vez en la final, un tanto decepcionante. Creo que oportunidades como estas pasan pocas veces por delante y a Luís Alberto se lo pusieron a huevo para sacar medalla. Otra vez será.
Lo de Bezabeh y Sergio Sánchez todavía no lo he acabado de asimilar. Me llevará su tiempo.
Landassem hizo un poco el primo y perdió la medalla por sus dudas a la hora de tirar. ¿O acaso se pensaba que iba a ganar al inglés?
J.L Blanco me sorprendió por su garra y decisión en una carrera en la que se jugaban el bronce unos cuantos de nivel similar.
…
En fin, todo esto ya pasó y ahora a pensar en la próxima. Y volverán las dudas. Y volverán los agoreros del Apocalipsis atlético diciendo que no hay recambio generacional. Que si hay que potenciar la base, que si hay que cambiar a la junta directiva formada por dinosaurios apoltronados desde hace 21 años.
Pues sí, la cosita está muy mal, el número de licencias ha descendido en los últimos 10 años de una manera, por decirlo suave, alarmante. El atletismo implica sacrificio, disciplina, método, sufrimiento, sinsabores, etc. Todo eso que la juventud actual no está dispuesta a afrontar ni por asomo. Y la pena es que una gran mayoría de padres no están dispuestos a que sus hijos se inicien en un deporte tan sacrificado. Pobres hijos. Se van a mojar, se van a resfriar. ¿Qué es eso de correr una hora seguida? Ese entrenador está loco. Voy a meter a mi hijo en Psicomotricidad y en Educación Física de Base, que así lo tengo controlado mientras voy a la piscina o al gimnasio. Luego inglés, francés, dos o tres instrumentos musicales. Y los martes y jueves toca psicólogo, que últimamente me contesta cuando le mando que recoja la habitación.
…
Pero en Barcelona no parece que se esté celebrando ningún campeonato, a excepción de varios carteles anunciándolo por diferentes calles. Que ciudad más cosmopolita, dios mío. Y vaya sablazos que pegan.
Y cuando te vas acercando hacia la montaña mágica empiezas a ver las banderas, y también alguna que otra vuvuzela. Invento del diablo. Te empiezas a poner nervioso. Aumentas el paso. Adelantas a grupos de guiris de los de sandalia y calcetín. Y estás a punto de entrar en la grada. Respiras profundamente y accedes. Y lo que ves es grandioso. Todo está en su sitio. La jaula de lanzamientos, los pasillos de saltos, los fosos. Los jueces a lo suyo. El personal de campo perfectamente uniformado. Y, por fin, comienza el espectáculo. No sabes a donde mirar. Va a correr el francés. Pero al mismo tiempo salta el español. Lanza el noruego. Se prepara la alemana. Suena el himno ruso y me entran ganas de atravesar la estepa llevando bajo la silla del caballo el correo del zar. Suena el himno alemán y me entran ganas de invadir Polonia. Suena el himno francés y pido vez para asaltar la bastilla. Y le toca al español. Silencio reverencial. Emoción contenida. Mataría por estar allí arriba. La genética no me acompañó. Nich.
Saludos.